La tampografía es un método de impresión indirecta que se utiliza para transferir tinta de una placa grabada a una superficie mediante un tampón de silicona o caucho. Es una técnica versátil que permite imprimir en una variedad de formas y superficies irregulares, como objetos tridimensionales, curvos o texturizados.
El proceso de tampografía involucra los siguientes pasos:
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Preparación de la placa de impresión: Se crea una placa de metal o plástico grabada con el diseño deseado. La placa contiene huecos o depresiones que retienen la tinta.
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Preparación de la tinta: Se utiliza una tinta especial para tampografía, que debe ser adecuada para adherirse tanto a la placa de impresión como al material de destino.
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Preparación del tampón: El tampón de silicona o caucho se selecciona según la forma y el tamaño del área a imprimir. El tampón se sumerge en la tinta y se asegura de que esté bien cubierto.
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Transferencia de tinta: El tampón se coloca sobre la placa de impresión y presiona sobre ella, recogiendo la tinta de los huecos o depresiones. A medida que se retira el tampón, la tinta queda adherida a su superficie.
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Impresión: El tampón con la tinta se posiciona sobre el objeto o superficie a imprimir, y se aplica una presión suave. El tampón se flexiona para adaptarse a la forma del objeto y transferir la tinta. La tinta se adhiere a la superficie del objeto, creando la impresión deseada.
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Secado y curado: Después de la impresión, la tinta se deja secar al aire o se utiliza un proceso de curado para asegurar una adhesión duradera a la superficie del objeto.
La tampografía se utiliza en una amplia gama de industrias, como la automotriz, electrónica, juguetería, artículos promocionales y muchas otras. Es especialmente útil para imprimir en objetos pequeños, complejos o con formas irregulares, donde otros métodos de impresión pueden resultar difíciles o no ser viables. La tampografía ofrece flexibilidad en términos de colores, detalles finos y la capacidad de imprimir en múltiples superficies.